miércoles, 6 de marzo de 2013

Artículo 56: reflexiones sobre 2 años y 3 meses de selva



Me queda este artículo, el último de 56, para hacer una reflexión sobre dos años y tres meses de trabajo entre mi casa y la selva de Tambopata. Sobre algo con lo que soñaba desde chico. Tenía 20 años y ya formaba parte de un proyecto de conservación y desarrollo sostenible que me cambió la perspectiva de vida en muchos sentidos. Sin exagerar, todo eso me hizo crecer como persona. Me tocó un equipo admirable con gran misión: enseñar y fomentar una mejor calidad de vida en la selva a través de la protección del medio ambiente. Para mí era una aventura, un reto. Tendría que viajar seguido a la selva, solo, y vivir lo que muy pocos han vivido: ver la selva a través de los ojos de su gente. Gente que enseña, y mucho.

Martin me dio la oportunidad de entrar a RFE y me contó de este proyecto de turismo vivencial sostenible, en el que familias de Tambopata ofrecerían sus hogares como alojamiento para viajeros que quisieran un mayor contacto con la selva a través de su cultura. Sin pensarlo, me apunté. Un mes después, en enero de 2010, ya partía rumbo a Tambopata por tres semanas. Acababa de conocer a Chío para que me explique lo que iba a ser mi primer trabajo o aventura. En el momento no había diferencia. Qué tal ansiedad.

Y así volví a Tambopata después de 7 años, listo para recorrer todas las futuras casas hospedaje o “homestays” del proyecto. Me acuerdo perfecto de la primera vez que llegué a Kapievi para conocer a Pieri, Andrea y Kathe. Terminé siendo prácticamente adoptado. Al menos yo me sentía un hijo más. Me engreían tanto que hicieron que no me diera cuenta que la comida era solo vegetariana. Linda gente la de Kapievi, un lugar en el que es imposible no sentirse bien. En Amazon Shelter volví a tener 10 años. Estaba fascinado con todos los animales que se rehabilitaban allí para intentar volver a su hábitat. Qué manera de quererlos, la de Maga. Siempre andaba cerca Pepe, un mono aullador que me acompañaba mientras escribía mis textos en las noches, y cantaba cuando le ponía música en mi laptop. Esta es la especie más bulliciosa de reino animal después de la ballena azul, complicado concentrarse. Y que bien comí los días siguientes en Villa Hermosa, ahí no más de la ciudad. Don Manuel, su esposa y sus hijas saben cómo hacer que uno la pase bien en su casa. Cuando llegué a La Habana ya me habían contado que un jaguar se había comido a las ovejas del profe Lovón. Él es una persona muy interesante, muy amable. Muy gracioso también el profe, me acuerdo como se reía cuando lo molestaba diciéndole para caminar sus trochas disfrazados de oveja. En Parayso me recibió una gran familia. Los Balarezo. Qué manera de cocinar la de doña Beatriz, que buenas historias las del incansable don Francisco. Qué buen amigo es Percy. Sus trochas parecen estar en medio de la selva, no tan cerca de la ciudad. Caminábamos y el agua empozada de las lluvias casi se nos metía en las botas. Tan buen bosque como el de K'erenda. Conversaba mucho con don Victor en el comedor después de comer, me contaba sus historias, de cómo recuperó el bosque en el que creció. Y Rosita siempre estaba ahí, sonriente. Al último que conocí del Corredor Tambopata fue a Ronald. Un personaje, un niño grande. Conversábamos de todo, mientras recorríamos Botafogo, esa playa que cuando baja el río crece hasta los 3 km de largo. Y yo no creía mucho en el tunche hasta esa noche, en la que salí al baño medio dormido y sentí un extraño silbido y algunos escalofríos. Así pasaron 3 semanas.

Iba a volver un mes después. La misión era distinta: navegar el río Tambopata a través de los sectores de Infierno, Sachavacayoc, Condenado y Baltimore. Había más familias, más personajes. No había señal de teléfono. Todo era selva y más selva. Llegué al puerto y entró en escena don Fede, el motorista y humorista de mi viaje. Un fiel acompañante con la nariz aplastada por la patada de un toro. Un grande del río. Más adelante se nos unió Cesar. Chocolate. Creo que el personaje de este segundo viaje. Siempre con su GPS, registrando cada paso que dábamos en el monte. Empezó acompañándome como guía, termino siendo mi pataza. Y así recorrimos el Tambopata 4 horas río arriba hasta El Gato. Un lugar de naturaleza espectacular, construido con esfuerzo por Eduardo y su familia, los Ramirez. Son pescadores artesanales, y conocen muy bien la quebrada donde han pescado por décadas desde pirañas hasta monstruos de río. Bajé con don Fede a conocer a don Manuel, que nos llevó por su chacra. Creo que nunca había visto tantas frutas. Frutas raras. Tengo la imagen de él subido en su escalera, sacando zapote, noni, copoazú. Y nada como madrugar para recorrer las trochas. Algunas más complicadas que otras, como la del lago Sachavacayoc. Javier Huinga nos llevaba y cada vez lo veía más hundido en el agua, ya casi iba a nadar. Pero lo seguíamos, o nos perdíamos. Recorrimos castañales, como el de los Valera, y bajamos luego a Infierno para conocer a los Ese’ejas. Ellos viven en comunidad, y están organizados para proteger su reserva comunal. Los Mishaja, familia de chamanes, manejan Ñape y Mahosewe. Son gente que conoce la selva mejor que cualquiera. Los Durand viven en Saona, que en lengua nativa significa boa.
Así fueron pasando 10 días de caminatas en bosques inundados, con el agua hasta el cuello, de encuentros inesperados con animales alucinantes, de amaneceres en lagos, noches infestadas de estrellas sobre el río Tambopata, largas conversaciones con gente de la que se aprende mucho, muchísimo. Claramente había una diferencia en este tipo de viaje a la selva, en el que compartes la naturaleza de la mano con la cultura de la gente que te muestra el lugar en el que ha vivido toda su vida. He tenido la suerte de quedarme en albergues, también. Pero lo que se aprende, lo que uno se lleva a casa cuando comparte con estas familias es invalorable y no se encuentra en otro tipo de viaje.
Pero estos sólo serían mis primeros meses en el proyecto. Los más intensos, definitivamente, en todo el sentido de la palabra. Tal vez exagere un poco, pero volví y me sentía distinto. Aprendí y viví mucho en poco tiempo. Toda la gente que me recibió tuvo algo para enseñarme, y valoro mucho esa visión compartida de conservación, de mostrar al mundo una maravilla natural en lugar de vivir de ella de manera extractiva.

Ahora, después de muchos viajes a Tambopata, me siento bien con lo que hice. Sé que dejé una parte de lo mejor de mí en la selva, y me llevé parte de ella también.
Ya son 20 familias en Tambopata Homestays unidas a esta misión de proteger la selva. Ellos no ofrecen turismo, ofrecen conservación, y el Perú necesita que esta iniciativa de gente local se expanda para poder proteger toda la riqueza natural que posee y frenar las actividades que atentan contra ella. 

Gracias Martin por la oportunidad, otra vez. Creo que ya sabes cuánto la valoro. Hubiera sido bacán que te quedaras más tiempo con nosotros. Chío Martinez, gracias por todo, por ese amor que le pones a tu chamba y que contagia, por prácticamente adoptarme en ese primer viaje en el que yo andaba medio perdido. Y después entraste tú, Chío Lombardi. Dos Chíos en el proyecto. Qué tal buen humor el tuyo, siempre con esa risa que da risa. Entró Jeff, también, con sus fotos alucinantes. Y al final entraron Guido y Alex con su equipo de trabajo, Ciro y las chicas, con su gran toque de humor también, y una visión de turismo responsable ejemplar y de la que se puede aprender mucho. Sandra, tú también entraste junto a ellos. Tu caso es admirable, chambeando para proteger la fauna de Madre de Dios y por el desarrollo sostenible de su gente.

Espero que sus incansables esfuerzos por proteger la selva continúen por mucho tiempo más. Se necesita personas como ustedes.
Gracias a todos por todo. Yo estoy seguro de que voy a volver. Por ahora, tengo que guardar mis botas de hule y sacar unos zapatos de vestir por un tiempo. 

Tito

martes, 5 de marzo de 2013

Lagos en la selva




En Tambopata se conoce como “cochas” a los lagos que son formados por el cambio de curso de los ríos. Suelen tener forma de media luna, por lo que en inglés se los conoce como “oxbow lakes”. En ellos, la vida es incalculable. Albergan especies en peligro de extinción que ya se encuentran poco en los ríos, como el lobo de río o nutria gigante y el caimán negro. A lo largo del río Tambopata están las trochas que llevan hacia los principales lagos de la zona. En Infierno está el lago Cocococha, un lago de gran valor ancestral para la cultura Ese’eja, dominante de la zona. Se puede llegar caminando desde lugares como Ñape y Mahosewe, donde, probablemente, algún miembro de la familia Mishaja llevará al viajero con mucho gusto. También está el lago Tres Chimbadas, probablemente el mejor lugar para observar lobos de río en su hábitat natural. Hay que llegar al amanecer para poder verlos cazando cerca de las orillas. Río arriba, en el sector de Sachavacayoc está el lago del mismo nombre. En cuanto a paisaje, probablemente el más espectacular de todos en la zona del Tambopata. Caminar hacia allá con Javier Huinga, ex guarda parques de la Reserva Nacional Tambopata, es toda una aventura. El lago más alejado de todos es el Condenado. En realidad se trata de varios lagos, aproximadamente 4, que están unidos por pequeños caños.
En los lagos llama la atención esa calma que se pierde en la inmensidad del agua, en los árboles enormes de las orillas, en el silencio. Los que no tardan en aparecer son los shanshos, aves grandes y coloridas muy ruidosas. Probablemente pasen guacamayos volando, siempre en parejas. Incluso, a veces se puede ver especies de mono en los árboles. Todo se trata de paciencia. Lo mejor es ir a disfrutar esa calma, ya que cuando uno no espera más, es premiado con sorpresas por la selva.

viernes, 1 de marzo de 2013

El Tunche



La gente antigua de la selva cuenta de que el espíritu del tunche andaba merodeando y silbando por Tambopata. Doña Beatriz, quien vive en El Parayso hace muchas décadas, en las afueras de Puerto Maldonado, cuenta que oía los silbidos muy finos que venían desde el bosque. Pero cuenta que ella no solía asustarse. Sin emabrargo, una noche estaba durmiendo junto a su marido, Don Francisco, y oyeron el silbido. Este salió de la casa y empezó a insultar al espíritu, mientras ella le reclamaba por hacerlo, al tratarse de ser un espíritu maligno. Cuando Don Francisco volvió a dormir, empezó a sentir malestar y comenzó a quejarse, como si alguien lo estuviera molestando. Doña Beatriz tuvo que despertarlo y calmarlo. Le dijo que no vuelva a insultar ni burlarse del tunche, y este no volvió a hacerlo.

Cuenta la leyenda de la selva que el tunche es un espíritu cuyo silbido llama la atención de quienes merodean por la selva, y se aparece en forma humana para perder a su víctima y desaparecerla en la espesura del bosque. También se dice que su silbido es un augurio de muerte. 

Colpas de mamíferos




No solo ciertas aves se alimentan de la arcilla de los acantilados de la selva. Hay especies de mamíferos que también utilizan esta tierra como nutriente para contrarrestar las toxinas de lo que forma parte de su dieta y aprovechar los minerales. Las colpas de mamíferos, a diferencia de las de los pericos, loros y guacamayos, se encuentran al interior de la selva. Son probablemente el mejor lugar para el avistamiento de este tipo de animales. Con paciencia y cautela, se puede llegar a ver enormes mandas de huanganas o sajinos en las colpas, así como tapires e, incluso, monos aulladores, los cuales bajan de los árboles dejándose ver con mayor facilidad. Esta actividad se puede realizar tanto de día como de noche, según la especie que se quiera observar. Desde luego, siempre hay que tener algo de suerte. Para los avistamientos nocturnos, es mejor que no haya luna llena. Mientras mayor sea la oscuridad, mayor serán las probabilidades de encontrar alguna especie alimentándose en la colpa.

Varias de las casas hospedaje de Tambopata Homestays tienen trochas que llevan a colpas de mamíferos. Para conocer más sobre ellas, visita www.tambopataecotours.com

jueves, 21 de febrero de 2013

Collpas de loros y guacamayos




Casi todos los amaneceres de Tambopata son escenario de uno de los espectáculos naturales más coloridos y asombrosos del reino animal. Se trata de un festín en el que aves de sorprendente color se alimentan de la arcilla de ciertos acantilados que se forman en las orillas del río. De las 17 especies de loros y pericos, una de las más comunes es el loro de cabeza gris. Las aves más pequeñas son las primeras en llegar. Primero se posan en árboles cercanos hasta asegurarse de que no hay depredadores cerca, como el águila arpía o el halcón de la carretera. Cuando ven que no hay peligro, empiezan a bajar a la colpa y empieza el espectáculo. Estas aves ingieren la arcilla para contrarrestar las toxinas de ciertas frutas que forman parte de su dieta, aunque se dice que también se nutren de los minerales que esta contiene. Como no tienen dientes, aprovechan las pequeñas piedras del barro para poder moler ciertas semillas que también forman parte de su menú.
Mientras los loros y pericos se alimentan, los guacamayos, de mayor tamaño y variedad de colores, se juntan en los árboles. Están los guacamayos rojo y azul, rojo y verde, azul y amarillo, entre otros. Son en total 8 especies de guacamayo las que habitan en Tambopata. Una vez que bajan, espantan a las demás aves, y continúa la segunda parte del espectáculo natural.
Este es uno de los momentos más preciados para los birdwatchers, los cuales se levantan muy temprano por la mañana, aproximadamente a las 5 am, para caminar por trochas hacia el río y ocultarse en refugios camuflados para poder tomar fotos espectaculares.

Para más información sobre las collpas y la observación de aves, visita www.tambopataecotours.com

Caminatas en la selva




Donde un viajero ve una variedad de tonalidades de verde, un nativo encuentra un mundo muy diverso. La selva de Tambopata es uno de los ecosistemas más ricos en diversidad de especies en el mundo y, por ello, es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Muchos visitantes, estudiantes e investigadores recorren la selva en búsqueda de la innumerable variedad de especies de flora y fauna. Recorrer las trochas en los bosques con un nativo significa ver la selva a través de sus ojos, y poder encontrar lo que un grupo de viajeros solos jamás podría encontrar.

Lo primero que salta a la vista a lo largo de las caminatas es la inmensa variedad de especies de flora, desde los más pequeños retoños, hasta los más grandes árboles de la Amazonía como el castaño, los ficus o el shihuahuaco. Algunas especies han formado sorprendentes simbiosis, como por ejemplo, el arbusto de la tangarana y las hormigas, las cuales protegen lo protegen y limpian los alrededores para darle acceso a la luz solar a cambio de un refugio y alimento en sus ramas.

Encontrar vida salvaje depende mucho de la suerte. Los animales están ahí, observando al viajero, mucho antes de que este pueda darse cuenta. Nunca faltarán los insectos. Tal vez haya al lado del camino alguna cueva de tarántula, o un murciélago volando por encima de los caminantes aprovechando la oportunidad y comiéndose los insectos que se espantan con cada paso. Puede ser que alguna especie de mono aparezca en los árboles, o que se perciba el olor de una manada de huanganas a lo lejos. Nada aparecerá con certeza. Lo que sí es seguro, es que la selva puede sorprender hasta en el momento más inesperado.

Para más información sobre esta actividad, visita www.tambopataecotours.com

lunes, 18 de febrero de 2013

Caimaneo en la selva




Saquen sus linternas, un faro potente y salgan en bote al río Tambopata a buscar caimanes en la noche. Cuando hay suerte, aparecerán a lo lejos los ojos brillantes de algún caimán en la orilla del río. El motorista debe acercarse con mucho cuidado para no espantar al animal. Podría tratarse de un caimán blanco (caiman crocodilus), la especie más común de la zona. Es raro que llegue a medir más de dos metros, por lo que se alimenta de animales pequeños como peces y anfibios. También podría tratarse, con más suerte aún, de un caimán negro (melanosuchus niger). Esta especie amenazada y de color oscuro es poco común en el río, y suele encontrarse más en los lagos de la zona. Puede alcanzar los 6 metros de largo, siendo uno de los depredadores más grandes y peligrosos de la selva amazónica.
Mientras más oscura sea la noche, mejor será la caimaneada. Salir en bote al río en medio de la oscuridad es toda una aventura, y buscar a estos reptiles en su hábitat natural es una experiencia que no debe dejarse pasar en un viaje a la selva.

Para más información sobre esta actividad, visita www.tambopataecotours.com

jueves, 14 de febrero de 2013

¿Cómo llegar a Tambopata?




En la actualidad, hay dos vías principales de acceso a la ciudad de Puerto Maldonado, capital de la región amazónica de Madre de Dios, para luego partir hacia los puntos de interés. La primera es por aire, y consta de vuelos diarios de las aerolíneas LAN y Taca. En ambos casos, el vuelo parte de Lima, capital de Perú, hace escala en la ciudad de Cusco en un vuelo de aproximadamente una hora, para luego volar media hora más hacia la ciudad de Puerto Maldonado. Durante el trayecto, se atraviesa la costa, la sierra y la selva, lo cual, si las condiciones climáticas lo permiten, es un espectáculo paisajístico para el pasajero.
La segunda vía de acceso, que es ya un atractivo en sí, es el viaje por tierra, ya sea desde Lima, por la panamericana sur y luego tomando la Carretera Interoceánica desde Nazca, que te lleva hacia el Cusco en aproximadamente un día entero, para luego partir 8 horas más hacia Puerto Maldonado.  En el trayecto desde Lima, se pasa por lugares de gran interés como la Reserva Nacional Paracas, donde el desierto y el mar forman el ecosistema marino más biodiverso del país, las líneas de Nazca, figuras gigantescas hechas por la cultura del mismo nombre, la Reserva Nacional Pampa Galeras, donde es posible observar camélidos andinos en su hábitat natural, y luego se atraviesa la región Apurímac hasta cruzar el Cañón del Apurímac, uno de los más profundos de la tierra, donde se entra a la región del Cusco. Despues, se desciende de la sierra por la Carretera Interoceánica, no sin antes pasar por el punto más alto del camino a 4725 msnm, muy cerca del nevado Ausangate, el más alto del Cusco con sus 6372 msnm y considerado un “Apu” o un dios andino. A continuación se empieza a bajar de las alturas de los Andes, pasando por ecosistemas como el bosque de altura o bosque nuboso, donde los ríos de aguas claras se van haciendo más turbios a medida que se acerca la selva baja de Madre de Dios. Finalmente, se llega a Puerto Maldonado.
La mayoría de los lugares mencionados cuenta con todo tipo de servicios para el viajero. El viaje por tierra es posible hacerlo tanto con un vehículo propio o alquilado como con una empresa de transporte, como Cruz del Sur, Movil Tours, Ormeño, Tepsa, Cial, Civa, etc. Asimismo, para una mayor comodidad, es posible alquilar una minivan privada con chofer, como Sprint Service.
Finalmente, se recomienda, para la ruta, la guía “Aventura 757 km”, hecha especialmente para su recorrido, con información detallada de lugares de interés, servicios, etc.

jueves, 7 de febrero de 2013

La historia del yoga en Kapievi




La intención de volver a la selva siempre estuvo en el interior de Pierina. Ella sentía que tenía la misión de volver a sus raíces para dedicarse a algo distinto, motivada por su espíritu. Y así nació la Ecoaldea Kapievi. Fue entonces que, desde que se fue construyendo la primera maloka (una cabaña circular) en el año 2005, Pierina empezó con las meditaciones y la práctica del yoga. Una portuguesa fue la primera en llegar a dar las clases de yoga, yo todos en la ecoaldea se levantaban temprano por la mañana para hacer sus prácticas de yoga. La hija de Pierina, Katherina, vivía en ese entonces en Lima, aunque de vez en cuando visitaba Kapievi hasta que finalmente decidió quedarse y volverse instructora de power yoga. Pasó el tiempo y llego Alfred, instructor de hatha yoga, enriqueciendo los tipos de yoga que se practicaban en la ecoaldea. Hoy en día, Kapievi es un destino de yoga en Tambopata, y trabaja junto algunos de los operadores turísticos de la región. Quien ahora se encarga de las clases de yoga es Cristóbal, un cusqueño que practica el kundalini yoga, y con él se llevó la práctica del mismo al Bosque Sagrado, en el km 9 del Corredor Tambopata.
Pierina explica que para ellos, hacer dos horas de yoga al día es un diezmo espiritual que ayuda a producir buena energía para armonizar con el medio ambiente. Ella cree que se trata de una forma para todos nosotros de poder conservar el planeta a través de la conexión espiritual con la naturaleza, y tiene como visión dar un legado maravilloso para vivir a las futuras generaciones.

Para más información sobre el yoga en Kapievi, visita www.tambopataecotours.com

miércoles, 6 de febrero de 2013

Hormigas: las tropas de la selva




















Hojas que caminan por la selva, manchas marrones arrasando todo lo que hay a su paso, y solitarias bestias en miniatura que se han ganado el nombre de “dolor”. Impresionantes sociedades de insectos que se dividen en tres clases sociales: obreros, solados y una reina. Son 3 las especies de hormiga que dominan Tambopata.

Caminando por las trochas se puede ver como la hormiga cortahojas (Atta Spp.) se mueve en filas perfectas de individuos cargando trozos enormes de hoja para su tamaño dirigiéndose a sus nidos. En una sola noche podrían arrasar con todo un arbusto, cuyas hojas son depositadas en un nido subterráneo luego de ser masticadas y reducidas. Sobre esta masa crece un hongo que es finalmente el alimento de las hormigas. Estos nidos, que albergan hasta 300000 individuos, pueden llegar a tener más de un metro de profundidad y se dejan ver por la tierra acumulada por las hormigas luego de la excavación.

Uno puede estar en medio de la selva y de pronto se da cuenta de que está completamente rodeado por un ejército de hormigas sitaraco (Eciton Spp.), y de ahí su nombre en inglés: “army ants”. Esta es una especie nómada, se mueve por el bosque y ataca a todo ser vivo que encuentra en su camino para alimentarse. Cada noche, la tropa descansa en un lugar distinto y se mueve al amanecer, cargando sus larvas de un lugar a otro. Los soldados destacan por su aspecto agresivo: una enorme cabeza y mandíbulas violentas.

Paraponera clavata (palabra derivada del griego que significa dolor) es el nombre científico de la isula, la hormiga más temida de la Amazonía. Esta especie, de rasgos y comportamientos primitivos, llega un tamaño descomunal de hasta 4 cm de longitud y vive entre troncos caídos, raíces y plantas que crecen en los árboles. Tiene una de las picaduras más dolorosas del reino animal, casi tan intenso como el de una bala, y por ello en inglés se le conoce como “bullet ant”. El dolor puede durar hasta 24 horas.

miércoles, 30 de enero de 2013

El Refugio K’erenda Homet




El Refugio K’erenda Homet pertenece a la familia Zambrano. Victor Zambrano, creador del lugar, es muy reconocido por el hecho de haber convertido su terreno de un pastizal utilizado como potrero, a un bosque exuberante, en 24 años de duro trabajo. La historia cuenta que al regresar de Lima, después de largos años de residencia en la capital, se encontró con que aquel bosque, donde había pasado su niñez, había sido completamente arrasado para fines ganaderos. Fue su amor por la naturaleza y el medio ambiente lo que lo impulsó a regenerar todo aquello que tanto amaba a través de dos principios: la conservación y el manejo de los cultivos a través de la agroforestería.

K’erenda, la hija de Don Victor y Rosa, es quien manejará en un futuro el área de conservación privada, la cual ya le pertenece hoy en día. Por ello, las 40 hectáreas de bosque de la familia están en buenas manos. Este lugar, que en una lengua nativa significa “brillante amanecer”,  es uno de los mejores lugares para la observación de vida silvestre en las afueras de Puerto Maldonado, y se ha convertido en uno de los lugares favoritos para estudiantes e investigadores. El refugio, ubicado a 15 minutos de la ciudad, cuenta con 3 cabañas para el alojamiento de visitantes, cada una con su baño y los servicios básicos.

El Refugio K’erenda Homet ofrece caminatas guiadas en el bosque con un enfoque de educación ambiental, incluyendo conocimientos de plantas medicinales. El principal atractivo es el Sendero de Interpretación Ambiental – Diversidad en Bosques Tropicales, un recorrido por el bosque en el cual se puede apreciar especies de flora y fauna de la zona en su hábitat natural. El tramo incluye zonas en bajío, altura y un pantano.

Para conocer más sobre el Refugio K’erenda Homet y sus demás actividades, visita www.tambopataecotours.com .

Agricultura en Tambopata




La agricultura es actualmente una de las principales actividades económicas de los pobladores amazónicos, y ha sido por milenios una de las más importantes fuentes de alimento. Por ello, durante todo ese tiempo se ha desarrollado conocimientos y técnicas de sembrío que han sido heredados por las generaciones actuales.
En Tambopata es posible visitar todo tipo de chacras de plantas locales y algunas foráneas, que tienen desde uso alimenticio hasta medicinal. De esa manera, se observa el trabajo en una chacra tradicional y se puede degustar el sabor de frutos exóticos y otros cultivos nativos que no se encuentra en otras partes del mundo.
Otro punto de interés son los sistemas agroforestales para el manejo de los suelos y la producción de cultivos orgánicos en armonía con el ambiente, donde los pobladores amazónicos, imitando a la naturaleza,  manejan sistemas de cultivo en pequeñas áreas a fin de conservar el bosque primario para el turismo.
Asimismo, el proceso de producción orgánica tradicional es otro atractivo para el visitante. La gente local utiliza técnicas ancestrales para el procesamiento de sus productos, tanto para fines alimenticios como el caso del cacao, o para artesanías, como las semillas.

Para conocer más sobre la agricultura en Tambopata, visita www.tambopataecotours.com

martes, 22 de enero de 2013

La permacultura como estilo de vida




La permacultura es el diseño de un lugar para vivir cuyo propósito es la vida sana y la conservación de la naturaleza. Por ello, aplica éticas y métodos de planificación, desarrollo, mantenimiento, organización y conservación de hábitats con enfoque de vida sostenible.
La permacultura gira alrededor de la producción de alimentos, abastecimiento de energía, el diseño del paisaje y la organización de la infraestructura. Asimismo, busca reciclar materiales para el uso sostenible de los recursos a nivel ecológico, económico y social.

En una ecoaldea, la permacultura es el principio de vida. En la Ecoaldea Kapievi, en el Corredor Turístico Tambopata, también lo es, y la forma de vida en el lugar y sus actividades han captado la atención de muchos visitantes interesados en el tema. Algunos, incluso, ha alquilado una cabaña por meses, para aprender de la vida sana y en armonía con la naturaleza que se vive en la ecoaldea, que renueva tanto el cuerpo como el espíritu.

Para más información sobre la permacultura y la ecoaldea Kapievi, visita www.tambopataecotours.com

Pesca en la selva



La pesca es una de las fuentes de alimento más importantes de la selva. Por ello, se trata de una práctica que ha sido realizada por comunidades nativas desde hace miles de años, y los conocimientos se han ido transmitiendo de generación en generación.
En Tambopata existe la posibilidad de pescar con familias que se han dedicado a la actividad desde siempre, como los Ramírez, en Baltimore. Con ellos, se tiene la oportunidad de conocer y practicar distintas modalidades de pesca artesanal como lo haría un propio poblador amazónico. En los ríos, lagos y quebradas existe una gran variedad de especies de peces como las pirañas, el paco, la chambira, la doncella, entre otros.
Algunos puntos de interés para pescadores deportivos de todo el mundo son la cascada Baltimore y la quebrada El Gato, ya que allí se puede pescar especies como el zúngaro, un bagre enorme muy difícil de atrapar. 
Cabe mencionar que en la Amazonía existe una diversidad de especies de peces sin igual. Algunos expertos afirman que existe una cantidad aproximada de 2.500 especies, otros sitúan la cifra en 5.000. En otras palabras, más de dos veces el número de especies conocidas del Océano Atlántico.

lunes, 14 de enero de 2013

Yoga en Kapievi




Como se sabe, el yoga es una disciplina física y mental tradicional proveniente de la India. La palabra se asocia con prácticas de meditación y conexión del cuerpo, mente y espíritu.
La gran energía del bosque lluvioso hace de la práctica del yoga en este lugar una experiencia única y diferente. Conectar el cuerpo, la mente y el espíritu para lograr el balance perfecto se hace una tarea menos difícil si se está rodeado por tan exuberante naturaleza, llena de colores, aromas y sonidos.
La Ecoaldea Kapievi, en el Corredor Turístico Tambopata, es un lugar ideal para la práctica del yoga. Allí, cuentan con una cabaña circular construida a unos 2 metros sobre el suelo, dedicada exclusivamente al yoga y la meditación en medio de la naturaleza. En Kapievi se ofrece, inclusive, clases grupales para principiantes y avanzados, con el fin de proporcionar al visitante un estado de bienestar general que se manifieste en forma de buena salud.

Para más información sobre Kapievi y sus actividades de Yoga, visita www.tambopataecotours.com

Descanso en Tambopata




No todo se trata de actividades de aventura y exploración en las afueras de Puerto Maldonado, ya que hay lugares perfectos para descansar del trajín y de las actividades de exigencia física.
Es  posible también disfrutar de un día de playa, lo cual haría pensar al cualquiera que la región está ubicada en la costa, pero no es así. Durante la temporada seca, que va desde mayo hasta octubre, se forman playas a lo largo de los ríos, incluso, en el río Tambopata. Por ello, a lo largo del Corredor Turístico Tambopata, hay varios accesos a fundos que ofrecen sus playas a los visitantes.
Botafogo, de la familia Pereyra, es la playa más conocida de las afueras de Puerto Maldonado, ubicada a 25 minutos de la ciudad. Cuenta con una extensión de 3 kilómetros de arena, ideal para el descanso y la diversión.
Asimismo, para los que prefieren descansar en una piscina con mayores comodidades, a sólo 5 minutos de Puerto Maldonado se encuentra Villa Hermosa, un centro recreacional que además de contar con una piscina limpia y amplia, ofrece un restaurante muy reconocido de platos regionales. 
Más allá de villa Hermosa, a 10 km de Puerto Maldonado, está La Habana, otro lugar en medio de la naturaleza con una piscina ideal para el relajo.
Estas son opciones para quien hace un viaje largo por la región y desea dedicar uno o más días para el descanso debido a la intensidad de sus actividades, ya sea antes de emprender a algún lugar lejano o incluso regresando de dicho lugar, antes de partir hacia otro destino del país.