Por allí, donde se eleva el nevado Salcantay en la
cordillera cusqueña de Vilcabamba, empieza uno de los más grandes corredores de
conservación de biodiversidad existentes en el mundo, que incluso sale del
país, cruzando el Parque Nacional Madidi hasta el Parque Nacional Amboró, en el
centro de Bolivia. El inicio y el final le dan el nombre de Corredor de
Conservación Vilcabamba – Amboró, y juntan 30 millones de hectáreas
(equivalentes al 23% del territorio del Perú) en las que existen 19 áreas
naturales protegidas que contribuyen a la supervivencia de miles de especies y
a la protección de bosques, así como de las etnias que allí habitan.
En el lado peruano, el Parque
Nacional del Manu, con sus 1.7 millones de hectáreas, casi el doble del tamaño
de Puerto Rico, es el área protegida más grande y en él habitan más de mil
especies de aves. Ha sido declarado como Reserva de Biósfera por la Unesco, y
se distingue de los demás de la zona por su variedad de pisos ecológicos, que
van desde los 4 mil metros sobre el nivel del mar (10% del territorio) hasta
los 350 (90% del territorio).
Más al sur, el Parque Nacional
Bahuaja Sonene también supera el millón de hectáreas y es uno de los últimos
bosques inhabitados del planeta. Es aquí donde está el Candamo, de tan difícil
acceso por sus ríos complicados, que parecen ser una defensa natural a la
amenaza humana.
Al norte de Bahuaja Sonene está
Tambopata, un lugar privilegiado de Vilcabamba - Amboró por su fácil acceso desde
la ciudad de Puerto Maldonado. Esta reserva nacional protege en sus casi 280
mil hectáreas especies consideradas en la Lista Roja de la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza, como el lobo de río, el armadillo
gigante, el águila harpía y el guacamayo. Aquí habita la mayor cantidad de
especies de mariposa del planeta: 1200. Además, en Tambopata existe una de las
mayores iniciativas de gente local por conservar el medio ambiente.
El corredor no solo protege la naturaleza, sino el hogar
milenario de muchas etnias. Existen más de 35 grupos étnicos, albergando el
sector peruano a más de 7 familias lingüísticas, como el Arawak, Aymará,
Quechua, Pano, Harakmbut, Takana, entre otras. Por si fuera poco, en Vilcabamba
– Amboró también se encuentran restos arqueológicos conocidos por el mundo
entero. Estamos hablando de la ciudadela inca de Machu Picchu. Aquí, incluso,
se encuentra más de 400 especies de orquídea. Con este santuario, son dos las
maravillas mundiales que protege este corredor de conservación, teniendo en
cuenta el reciente nombramiento de la Amazonía como tal.
Sin embargo, la presencia del estado, tanto en Perú como
en Bolivia, aún es muy débil. Existen amenazas como la minería informal que no
sólo no contribuyen en impuestos y afectan la economía del país, sino destruyen
un frágil ecosistema y crean una calidad de vida infrahumana para mucha gente
de bajos recursos.
Por ello, se espera que, con
el tiempo, haya una mayor iniciativa, tanto estatal como privada, por conservar
el medio ambiente, para que de esa manera el uso de los recursos naturales se
lleve a cabo de manera sostenible y menos extractiva. Solo así es posible
garantizar la protección de la incalculable biodiversidad que comparten Perú y
Bolivia en el Corredor de Conservación Vilcabamba - Amboró, que muy bien podría
ser utilizada para un desarrollo sostenible, si hay planificación,
transparencia del estado y buen manejo de por medio.
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